Esquizofrenia: La “enfermedad” por lucro de la psiquiatría

La vida puede ser a veces un verdadero desafío. Puede ser de hecho muy dura. Una familia que se enfrenta a la situación de un miembro gravemente perturbado e irracional puede volverse desesperada en sus intentos por resolver la crisis.

¿A quién pueden acudir cuando esto sucede?

De acuerdo con los psiquiatras, uno debería consultarles a ellos como los expertos en salud mental. Pero ese es un engaño, como muchos han descubierto.

La Dra. Megan Shields, una doctora familiar que ha ejercido la profesión por más de veinticinco años, y miembro de la Junta Asesora de la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos, advierte lo siguiente: “los psiquiatras no saben nada sobre la mente, tratan a las personas como nada más que un órgano en la cabeza (el cerebro) y tienen casi tanto interés en la espiritualidad, la medicina estándar y la curación, como un verdugo tiene en salvar vidas”.

En la película, Una Mente Brillante, se representa a John Nash, ganador del Premio Nobel, como una persona que depende de los últimos avances en drogas psiquiátricas para impedir una recaída a la “esquizofrenia”. Pero esto es ficción de Hollywood, pues el propio Nash niega la representación que se hace de él en la película, de que haya estado tomando los “medicamentos más recientes”. Al momento de recibir el Premio Novel, Nash no había tomado ninguna droga psiquiátrica desde hacía veinticuatro años y se había recuperado naturalmente de su trastorno.

Esto no es para sugerir que cualquiera que esté tomando fármacos psicotrópicos recetados debería deshacerse de ellos inmediatamente. Debido a sus peligrosos efectos secundarios, nadie debería dejar de tomar ninguna droga psiquiátrica sin el asesoramiento y la ayuda de un médico competente que no sea psiquiatra.

Deseamos destacar, sin embargo, que hay soluciones a los trastornos mentales graves que evitan los riesgos graves y los defectos inherentes de la psiquiatría.

Cualquier psiquiatra o psicólogo que afirme que: las “enfermedades mentales graves” no son diferentes a una condición cardiaca, una gangrena en la pierna o el catarro común, está mintiendo.

Como el Dr. Thomas Szasz, profesor emérito de psiquiatría en la Universidad del Estado de Nueva York, Syracuse, declara: “si vamos a considerar la enfermedad mental como una enfermedad física, debemos tener evidencia bioquímica o patológica”. Y si una “enfermedad” ha de tener “relevancia científica, de alguna manera, debe ser posible abordarla, medirla o someterla a pruebas de forma científica, como con un análisis de sangre o un electroencefalograma (registro de la actividad eléctrica del cerebro). Si no puede ser medida, como en el caso de... las ‘enfermedades mentales’, entonces la palabra ‘enfermedad’ es en el mejor de los casos una metáfora y en el peor un mito, y entonces ‘tratar’ estas ‘enfermedades’ es equivalente a... una actividad no científica”.

En la práctica, hay evidencia abundante de que las enfermedades físicas reales, con verdaderas patologías, pueden afectar seriamente el estado mental y el comportamiento de una persona. La psiquiatría ignora por completo este peso de la evidencia científica, prefiriendo asignar toda la culpa a enfermedades y supuestos “desajustes químicos” en el cerebro que nunca se ha probado que existan, y limita toda la practica a tratamientos brutales que no han hecho otra cosa sino que dañar permanentemente el cerebro y al individuo.

Al no conocer nada sobre la mente, el cerebro, o sobre las causas subyacentes de los trastornos mentales graves, la psiquiatría aun calcina el cerebro con electrochoque, desmembrándolo con psicocirugía e insensibilizándolo con drogas peligrosas. Completamente ignorantes de con qué están tratando, ellos simplemente prefieren la propuesta conveniente de “lanzar una granada de mano en un conmutador para arreglarlo”. Esto suena y parece impresionante, pero durante el proceso se destruye muchísimo de lo que es bueno, no curas nada pero cuesta miles de millones de los dólares que los contribuyentes pagan cada año.

Al destruir partes del cerebro, la persona es más dócil, pero menos viva. La perturbación mental original permanece en su lugar, sólo que reprimida. Esto es la psiquiatría en acción en el tratamiento de individuos trastornados.

Los datos en este informe son una advertencia para cualquier persona que pueda estar experimentando dificultades serias en la vida, o sabe de alguien que lo esté, y quien esté buscando respuestas.

Hay alternativas a los tratamientos psiquiátricos. Búscalas y apóyalas ya que pueden reparar y mejorar. Estas también funcionan. Evita la psiquiatría porque esta sólo desmiembra y destruye. Y nunca funciona.

Sinceramente,


Jan Eastgate
Presidenta
de la Comisión de Ciudadanos
por los Derechos Humanos Internacional

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